La Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Minera de Torrelavega ha iniciado los actos de celebración del 50 aniversario de la creación de esta titulación, con la instalación de un gran cartel, en la fachada del centro educativo, en la que se recuerda la efeméride.
Al acto han asistido la alcaldesa de Torrelavega, Blanca Rosa Gómez Morante, el director de la Escuela, Julio Manuel de Luis Ruiz, y otros representantes de la sede universitaria de la capital del Besaya, que destacaron la importancia de esta celebración.
La conocida popularmente como Escuela de Minas se creó en 1955, auspiciada por Asturiana de Zinc, propietaria de la explotación minera de Reocín, y con el apoyo de otras empresas de la comarca, que buscaban así la formación de profesionales titulados para incorporarlos a sus industrias.
A partir 1972 pasó a depender de la recién creada Universidad de Cantabria, lo que supuso también cambiar «el ambiente empresarial por el universitario», contando siempre con el apoyo municipal, ha recordado Julio Manuel de Luis.
Desde sus inicios, y al ser la única titulación universitaria que se impartía en Torrelavega, la Escuela de Minas contó con un elevado número de alumnos, siendo más de 1.500 los profesionales que durante estos 50 años han pasado por el centro educativo.
Durante este medio siglo, la Escuela ha cambiado de ubicación, dejando hace unos años el emblemático edificio que desde su creación ocupó en Torres y pasando a un nuevo inmueble en el campus universitario de Nueva Ciudad, y cambiando también el nombre de la titulación, que ha sido perito, ingeniero técnico y facultativo.
Actualmente, 250 alumnos cursan estos estudios en los que cada año se licencian unas 25 ó 30 personas, que acceden rápidamente a un empleo, según explican el responsable del centro, para el que el reto es «crecer, aumentar el número de alumnos y seguir siendo punteros».
La alcaldesa de Torrelavega ha afirmado que la Escuela de Minas ha sido siempre un «referente», con una importante «presencia en el mundo de la formación y del empleo», y una institución que «forma parte de la historia de la ciudad y del desarrollo de la comunidad».
Para Gómez Morante este centro es ya «una realidad que merece la pena» y sus perspectivas de desarrollo auguran un gran futuro, máxime cuando cuenta con el «impulso decisivo» de la Universidad de Cantabria y el total apoyo del Ayuntamiento.